martes, 28 de febrero de 2012

IV

  En realidad, no soy único en mi especie, conozco a otro zombie, mejor dicho, a otra zombie. Cuando la conocí el verano pasado aun no había muerto, pero no tardó mucho en hacerlo. Todo pasó en el campamento al que suelo ir todos los años.
  El primer día, como todos los años, estaba ansioso por llegar y por ver a mis amigos. Siempre voy distraido mirando todo el entorno recordando experiencias pasadas pero antes de pasar por la puerta principal me estampé con alguien. Del golpe se me cayó la bolsa de ropa que llevaba en la mano, pero ella salio peor parada,   tropezó con su propia bolsa y acabó en el suelo. Antes de poder ayudarla a levantarse ya se había puesto de pie y solo pude recogerle el sombrero del suelo. Cuando le tendí el sombrero un poco avergonzado por mi torpeza le pedí disculpas pero en seguida empezó a hablar.
-No no, ha sido culpa mía, es que es la primera vez que vengo y no miraba por donde iba. Perdona no te he visto...
-Tranquila si yo también estaba distraido- le dije sonriendo
Se quedó un par de segundos mirandome como si me conociese de algo y se despidió alegremente. A mi también me sonaba su cara y vi alejarse su largo pelo hasta que una voz familiar interrumpió mis pensamientos.
-¡Ey Oliver! ¿Qué haces ahí plantado?
Me giré y vi a Ivan, uno de los chicos con los que suelo pasar esos 10 días.
-Nada, es que no te veía
-Bueno, tenemos que darnos prisa si queremos coger nuestra habitación.
Asentí y entramos en el edificio.
Mientras esperamos a que nos diesen las llaves me giré y apoyé los codos sobre el mostrador. Vi pasar unas cuantas caras nuevas pero la mayoría eran conocidas.
-Esperad un momento chicos- seguía diciendo el nuevo encargado de las llaves, que era su primer día de trabajo.
Escuché una risa familiar y miré a la puerta de entrada. Entonces vi entrar un grupo de chicas, y entre ellas, estaba Amanda. Se había vuelto a cambiar el color de pelo y lo tenía rojo oscuro. En cuanto me vio se acercó corriendo a darme un abrazo primero a mi, y luego a Ivan. Ella fue una de las primeras personas que conocí aquí, por eso le tengo un especial aprecio.
  Por fin nos dieron las llaves, dejamos todas las cosas en las habitaciones y fuimos al comedor, con los viajes largos siempre acabas muerto de hambre. El primer día siempre nos reunen a todos en la sala mayor y nos dan una charla de lo que pasará en los 10 días del campamento, pero como nosotros llevamos varios años viniendo y lo sabíamos a la perfección, nos fuimos a la playa a hacer surf por nuestra cuenta.

lunes, 27 de febrero de 2012

III

   Los primeros dos o tres días de la semana los suelo pasar bien, sin percance alguno, pero dependiendo de la semana que es acabo estando muerto o vivo. Eso de que el estrés puede matar, es verdad. Al contrario que mucha gente, yo voy a clase por la tarde, lo que ya es bastante desgratificante. Pero no es solo eso, para evitar que se me caigan los dedos tengo que ejercitarlos yendo a clases de piano, que está bien, pero te acaba agobiando no tener mucho tiempo libre. Me gusta la música y eso pero me gustaría saber que si ando muy apurado es algo de lo que puedo prescindir. Además no la dejaría de lado, seguiría componiendo mis canciones y tocandolas con la guitarra.
  A partir del jueves es cuando empiezan a pasar cosas raras, como que me despierto en el baño de un bar y al salir un encargado me dice que me prepare que el concierto está a punto de empezar. Esto me pasó hará cerca de tres semanas. Recuerdo que estaba volviendo a casa por la tarde y que en el autobús empecé a ver borroso. Por suerte estoy acostumbrado y puedo pasar desapercibido, lo único que aun no consigo controlar son las perdidas de memoria. Entre los pocos recuerdos que conservo de aquella noche están los de bagar por las calles con la guitarra sin saber a donde iba, pero conociendo perfectamente el camino. Todavía no he conseguido comprender como siendo zombie se lo que tengo que hacer, supongo que como cuando estoy vivo lo se, cuando estoy muerto lo se inconscientemente. Aquella noche tuve mucha serte porque conseguí revivir antes de dar el concierto, solo que en los primeros minutos aun andaba un poco aturdido y no pude presentarme en alemán, lo tuve que hacer en inglés con un traductor. Aun estando consciente de todo lo que pasaba creo que si mis hermanos no hubiesen grabado el concierto no podría recordar que canciones toqué, pero gracias al vídeo, se que puedo estar contento con mi actuación.

domingo, 26 de febrero de 2012

II

   Ojala hubiese un cursillo para aprender a ser zombie, si existiese me habría ahorrado mucho tiempo. Al principio no sabía que hacer cuando me daban los ataques y empezaba a notar los cambios, lo que yo hacía era luchar por mantenerme con vida, pero con el tiempo me di cuenta de que es algo que no puedes evitar. Básicamente lo que tienes que hacer cuando empiezas a ver borroso (síntoma de que vas a morir) es relajarte, así la transformación es mucho más rápida y no lo notas. A pesar de lo que la gente puede pensar, el hecho de ser un zombie no ha cambiado nada mi vida con respecto a temas importantes, como mucho, que me he tenido que dejar el pelo más largo. Aquí donde vivo hace bastante frío y me acostumbre a llevar gorros de lana, pero como cuando soy un zombie no soy consciente de muchas cosas los acababa perdiendo, así que opté por no cortarme el pelo. La verdad es que lo único que ha cambiado es la forma que tiene la gente de verme, cuando soy yo está bien aunque se ve que están todos muy pendientes de mis reacciones, pero cuando me transformo su actitud cambia por completo, se alejan de mi, me miran con miedo y en ocasiones, he llegado a conocer gente que sale corriendo. En realidad no me importa porque esto me pasa con la gente que no conozco mucho, y si no me caen bien, no tengo necesidad de ser grosero. Por el contrario mis amigos están encantados con mis transformaciones, si se me cae un brazo, son los primeros en ir a buscarlo, aunque esto no es que me pase todos los días claro está.
   Bueno, ya está bien de hablar de los pros y los contras de ser un zombie, a partir de ahora, os contaré como es la vida de un zombie

sábado, 25 de febrero de 2012

I

    Me di cuenta de que era un zombie cuando tenía 15 años. Fue volviendo a casa una noche que había salido con los amigos cuando me quedé dormido. Puedes pensar que soy sonámbulo pero eso no explica por qué me atropellaron y aun sigo vivo. Lo último que recuerdo de aquella noche es que estaba esperando el autobús sentado en un banco, y al parecer me quedé dormido debido al cansancio acumulado. En la cinta de una cámara de seguridad se ve como después de 15 minutos sin moverme en el banco me incorporo y me dispongo a cruzar la calle, pero no como una persona normal, iba encorvado y arrastrando los pies. No se por qué me levante, ni siquiera lo recuerdo, pero cuando bajé de la acera el autobús me embistió fuertemente. Volé por los aires varios metros, tantos que me salí del plano de la cámara. Lo que pasó en las dos semanas no lo recuerdo demasiado bien, pero según me han contado, cuando el conductor me tomó el pulso ya estaba muerto. Lo extraño es que entre los pocos recuerdos que me quedan de aquella noche hay uno que no se va, recuerdo perfectamente estar tendido boca abajo en la carretera, palpar con la mano izquierda el asfalto e incluso, escuchar llegar a la ambulancia. La versión de los médicos es que estuve vivo y muerto al mismo tiempo durante dos semanas, lo mismo tenia pulso, que lo mismo no. Ahora tengo 18 años y lo crean o no, ser zombie tiene sus ventajas. Es verdad que a veces es incomodo porque puedo perder un brazo cuando toco la guitarra o una pierna cuando hago surf, pero está bien porque si pierdo el control haciendo skate se que no me haré daño, puedo partirme la pierna, pero en seguida me la recoloco. Lo único que echo de menos es que la gente me trate como una persona normal.

PRO.

   Todo el mundo a oído hablar de los zombies, que son muertos vivientes que comen carne humana y que si te muerden estás perdido. Este mito me empieza a cansar debido a mi posición. Me llamo Óliver Yin y a veces, solo a veces, soy un zombie.