miércoles, 31 de octubre de 2012

XIX

      Amanda, Amanda, Amanda, ¡ahí! ¡Ah, no! Vaya, ¿donde se habría metido Amanda? Cuando la necesitas desaparece y cuando no es omnisciente. Después de un rato buscándola sin éxito, me paré para pensar donde podía estar. Es aficionada al teatro así que podría estar con algún grupo de chicos montando una obra en el salón. Si después de buscarla no aparecía seguro que estaba allí, pero si estaba allí, también estaría Ciara. De todas formas iban a estar juntas la buscase cuando la buscase así que mejor hacerlo cuanto antes (no tenía mucho tiempo). Eché otra vez a correr para salir del patio interior y cruzar por recepción, justo al girar en l puerta me encontré por ella, bueno mejor dicho, me choqué con ella.
-¿Pero es que no tienes cerebro o qué te pasa?- dijo Amanda visiblemente molesta, le acababa de tirar la coca-cola por en cima.
-Emm... no, ya lo sabes. Oye, ¿donde esta Ciara?
-Yo que se, no estoy siempre con ella.
-¿Ah, no?- ¿Ah, no? ¡Perfecto!- Bien, tengo que hablar a solas contigo.
-T yo tengo que cambiarme de ropa, vamos a mi habitación
-Uuuh... que directa- bromeé levantando una ceja
-¡Arg! Idiota
-Pero vamos rápido, Ciara no nos puede ver hablar juntos.
Teníamos que recorrer todo el edificio lleno de gente haciendo actividades, esquivando a Ciara , pero lo peor de todo es que no sabíamos donde estaba ¿como te escondes de alguien que no sabes donde está? Lo único que se nos ocurrió fue escondernos de todo el mundo. Creo que si hubiese cámaras de vigilancia y pudiese haberme visto intentando llegar a la habitación de Amanda sin que me viese nadie, habría sentido tanta vergüenza de mi mismo que habría deseado morir. Nos escondimos detrás de las columnas y plantas mientras los chicos pasaban a nuestro lado y se giraban para mirarlo. Conseguimos llegar a la puerta de la habitación sin ser vistos por Ciara.
-Bueno ya estamos a salvo, ¿qué querías decir?- dijo Amanda intrigada mientras buscaba la llave en su bolsillo
-A ver, sabes que Ciara ahora es como yo ¿no? Pues he pensado que le gustaría encontrarse con una sorpresa.
-¿A qué te refieres?- preguntó mientras abría la puerta y entraba
-Pues a una fiesta sorpresa- dije yo mientras entraba detrás de ella y enmudecía un segundo después.

sábado, 6 de octubre de 2012

XVIII

       Bueno prácticamente esa es la historia de como conocí a una zombie. Ahora lo que toca contar es como se enseñé a una persona normal vivir como una persona peculiar. El día de su muerte tenía que ser un día especial que recordase siempre, sería como un segundo nacimiento (por llamarlo de alguna manera porque en vez de vivir, ahora estaba medio muerta pero bueno). A lo que iba, que después de contarle toda la historia se me ocurrió que le podría organizar una especie de fiesta para darle la bienvenida a mi limbo. Pero había un problema, y es que no soy precisamente un organizador de eventos, con la cabeza que tengo seguro que se me olvidarían millones de detalles y estando de vacaciones, digamos que no me gusta estresarme y me tomo las cosas con paciencia. Yo no era la persona indicada para organizar una gran fiesta, pero conocía a las personas que si la podrían hacer. Tenía que hablar con Iván y con Amanda, con Iván sería fácil pero teniendo en cuenta que Ciara estaba siempre con Amanda... iba a ser un poco más complicado decírselo a ella. Bueno ya pensaría en algo, tenía una tarea pendiente y no tenía todo el tiempo del mundo
-Bueno chicas, luego nos vemos que tengo que hacer una cosa- le dije después de salir de mi empanamiento
-No te puedes ir ahora, tienes que enseñarme muchas cosas- dijo Ciara con cierta cara de preocupación
-¡Bah! Déjalo que se vaya ha hacer sus cosas, total, tampoco te vas a morir
       Y eché a correr hacia el edificio. Tenía que entregar la foto que le hice a Ciara para el concurso de fotografía. Probablemente le tendría que haber preguntado a ella si le parecía bien que la presentase, pero no podía arriesgarme a que me dijese que no. Llegué justo a tiempo para que me dijesen que ya habían cerrado el plazo de entrega, pero usando mis artimañas y mis encantos de zombie (a la chica que estaba archivando las fotografías le daba especial grima que me convirtiese) conseguí que me aceptaran en el concurso. Al salir del despacho me paré un minuto para organizar mis idea. Tenía que encontrar a Iván, convencerlo para organizar una fiesta (en realidad no sería muy difícil), cazar a Amanda un rato que estuviese sola para no levantar sospechas y un par de cosas más. Y todo eso lo tenía que hacer antes de que acabase el día, sino no tendría sentido hacer la fiesta. Ya lo tenía claro, y me puse otra vez a correr pero en dirección a mi habitación. A lo mejor os preguntareis por qué tengo esa manía de correr, pero es que como nunca se cuando me voy a convertir prefiero hacer las cosas rápido en forma humana que ir tranquilamente, podría transformarme y no enterarme de lo que haría luego. Pues eso, que abrí la puerta y entre en la habitación, allí me encontré en la cama a Alex absorto con la guitarra.
-Ui, perdona, me he equivocado. Que cabeza tengo, voy entrando en las habitaciones de la gente como Pedro por su casa
-Es que... esta es tu ``casa´´
-¿Ah si?
-Dios, pero que te pasa, ¡que tengo tu guitarra!
-Ay, bueno da igual, ¿Donde esta Iván?
-¡Aquí!- dijo Iván saliendo de debajo de la cama con el pelo revuelto
-Em... ¿qué estás haciendo ahí?- dije después de dar un respingo
-Pues...- Iván dudo un momento antes de levantarse y miró a Alex-... ¿estás seguro de que quieres saberlo? No es agradable.
-.... Mejor cállate. Bueno, que me tienes que ayudar a organizar una fiesta, bueno mas bien me tienes que hacer el favor de organizarla con Amanda. Y tu- dirigiéndome a Alex- puedes tocar con tu grupo
-Por mi vale, ¿para cuando es?
-Para esta noche
-¿Qué? No puede ser, como vamos a prepararnos el repertorio sin ensayar ni nada
-Si, ¿y como quieres que organice una fiesta en un par de horas? Hay que preparar muchas cosas, pedir permiso, preparar el sitio, encargar comida y refrescos, instalar los equipos de música....
-Si si si, lo se, pero podréis hacerlo- dije mientras me acercaba sutilmente a la puerta- ¿y sabes por qué? Porque sois los mejores.
Cerré la puerta y eché a correr, pero esta vez para que no me encontrasen si abrían la puerta para darme las quejas.
Un par de cosas hechas, ahora, a decírselo a Amanda.