miércoles, 13 de junio de 2012

XVI


Recobré la consciencia con un grito, un grito directo a mi tímpano. Me sobresalté, abrí los ojos y vi a Ciara intentando quitarme de encima suya.
-¿Ciara? ¿Estás bien?- la pregunta era tonta porque estaba horriblemente pálida y con ojeras enormes. Se me quedó mirando con cara de terror e incredulidad y me levanté.
-Estoy bien, mejor que tu, perdona que te lo diga pero estás horrible, ¿no serás alérgico tu también a la cereza?
-¿Qué? No no, si es mi fruta favorita- cogí un cazo reluciente y me miré. Estaba muerto, muy muy muerto, tirando a verde y todo
-Pues creo que no te ha sentado muy bien
-Escucha, hay algo que no sabes de mi, hace unos años…- me paré en seco- oye, ¿y tu reacción alérgica?
-Hm, no se, será que como no era gran cosa ha cesado, me encuentro bien
-Em… si, deberías mirarte en un espejo- me miré la mano con la que sostenía el cazo y se lo tendí- o en su defecto en un cazo.
-¿Qué? ¿Qué estoy blanca? Pero si soy blanca, no se por qué te sorprendes…
-No es eso…- como un impulso cogí la cámara que aun tenía colgada al cuello y le hice una foto, me había reconocido en ella-… es que ahora mismo estás muerta, como yo
Me puso la cara más extraña que he visto en mi vida, y acto seguido llego Amanda con un montón de gente
-¿Qué ha pasado?- dijo alguien del equipo sanitario
-Oum, solo me atraganté con una magdalena con sabor a cereza, que como soy alérgica, pues me mareé y todo, pero ya estoy bien.
La masa de chicos y chicas se fue murmurando como si decepcionado al no ver ningún cadáver inmóvil tirado en el suelo. Poco a poco se fue despejando la zona y la enfermera le echó una mirada fulminante a Amanda
-La próxima vez que ocurra algo, asegúrate de que es importante
-No pero si es que… ella no… estaba tan… vale, lo siento- dijo Amanda finalmente hinchando los mofletes mientras se apoyaba con la espalda en la pared.
Un chasquido llamó mi atención
-Óliver, ¿qué has querido dec…- empezó a susurrar Ciara pero rápidamente la interrumpí
-Espera, aquí no. Oye Amanda mona, Ciara está aun un poco mareada. Voy a llevarla fuera a que le de un poco el aire- la cogí de la muñeca y empecé a tirar de ella mientras Amanda seguía pensativa- mientras tanto, ¿por qué no recoges estos cuatro cacharros?
Tenía que contarle a Ciara lo de la muerte y todo eso enseguida porque sino no me iba a creer, y si venía Amanda… bueno la conozco bastante y empezaría a sentirse desplazada. Pensareis, ¿y la mejor formas es dejarla recogiendo la cocina? El caso es que mientras está pesando en sus cosas puedes decirle lo que sea porque tardará un rato en reaccionar. Cuando lo haga se lo tomará como una pequeña tomadura de pelo y lo máximo que hará será gastarnos una broma.
Arrastré literalmente a Ciara por todas las instalaciones hasta llegar a un sitio despejado, uno de los jardines interiores. Allí, y tras respirar hondo una vez, empecé a contarle toda mi historia.

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